En un contexto donde la deuda pública federal de México asciende a unos 12 billones de pesos, representando menos del 49% del PIB, el panorama de las finanzas estatales varía significativamente a lo largo del país. Mientras que estados como Nuevo León y Chihuahua encabezan la lista de las entidades más endeudadas, Tlaxcala se erige como un oasis fiscal, siendo el único estado libre de deuda pública.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, en una reciente visita a Tlaxcala, aplaudió esta singularidad. Al lado de la gobernadora Lorena Cuéllar, subrayó el manejo prudente de las finanzas estatales, destacando la ley que impide al gobierno local contraer deuda. Esta estrategia financiera, adoptada durante la administración del priísta Marco Antonio Mena Rodríguez y continuada por su sucesora morenista, evita los costos a largo plazo asociados al servicio de la deuda, beneficiando así la operación gubernamental y el bienestar de la población.
La política de cero deuda en Tlaxcala contrasta con la tendencia nacional de crecimiento del saldo de la deuda subnacional, que, según el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), aumentó un 89% en términos reales de 2007 a 2022. Sin embargo, Tlaxcala ha logrado esquivar esta tendencia, manteniendo sus finanzas en números verdes y demostrando que es posible una gestión pública sin recurrir al endeudamiento.
Mientras tanto, a nivel federal, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) continúa con una gestión activa de la deuda, destacando por acciones como la emisión de bonos que reflejan el compromiso del gobierno con la sostenibilidad y la transparencia financiera. Estas estrategias, junto con operaciones de refinanciamiento, subrayan un enfoque prudente hacia la gestión de la deuda y la inversión en proyectos que promueven el desarrollo sostenible.
La situación de Tlaxcala ofrece un valioso caso de estudio sobre la viabilidad de políticas financieras sostenibles y la importancia de la disciplina fiscal en el contexto de la administración pública. Al mantenerse libre de deuda, Tlaxcala no solo asegura su estabilidad financiera sino que también se posiciona como un modelo a seguir en la gestión de las finanzas públicas en México.