Este jueves 26 de septiembre, la Ciudad de México experimentó varios microsismos a lo largo del día. A diferencia de los sismos de mayor magnitud, los microsismos no activan la alerta sísmica debido a que son movimientos locales y de corta duración, por lo que se considera factible no alertar a la población.
Un microsismo es un evento sísmico de baja magnitud, generalmente alrededor de 4.0 en la escala de Richter. Estos fenómenos ocurren en diferentes partes del mundo, especialmente en zonas con alta actividad tectónica, como es el caso de la Ciudad de México.
Principales características de un microsismo:
Magnitud: Su fuerza es insuficiente para provocar daños serios en las estructuras. Según la Red Sismológica Nacional (RSN), aunque suelen pasar desapercibidos para la mayoría de las personas, son fácilmente detectados por los sismógrafos.
Causas comunes de los microsismos:
Desplazamiento de fallas geológicas: La acumulación de energía y su liberación a través de las fallas geológicas pueden desencadenar estos movimientos menores.
Interacción de placas tectónicas: La fricción y presión entre las placas de Cocos y Norteamérica generan actividad sísmica continua, que a menudo se manifiesta en forma de microsismos.
Actividad volcánica: En áreas cercanas a volcanes, el movimiento de magma subterráneo puede provocar este tipo de temblores.
¿Tienen algún efecto en la CDMX?
Dado su bajo nivel de energía, los microsismos no causan daños relevantes en la ciudad. Para la mayoría de las personas, son imperceptibles y no afectan las estructuras. Sin embargo, al igual que con sismos de mayor magnitud, es recomendable mantener la calma y seguir las medidas de seguridad en caso de cualquier eventualidad.