A pocas horas del cierre de año y de la popular tradición de consumir doce uvas al sonar las campanadas, una por cada mes, ¿te has preguntado por qué comemos uvas en Año Nuevo?
Es bien sabido que cada uva simboliza los buenos deseos y propósitos para el futuro, pero por qué uvas y no pasas o por qué uvas y no moras azules. Además, consideremos que el costo de la uva Thomson, la variedad con mayor demanda en esta temporada, registró un incremento escandaloso en su precio de ni más ni menos que 95%.
Según la tradición, en 1909 en España, donde se registran los orígenes de la costumbre, hubo muy buena cosecha de uva y los productores decidieron promocionar el producto como “uvas de la suerte” en paquetes de doce, simbolizando los doce meses del año, para que se vendieran fácil y rápido. El mito se fue puliendo y hoy en día creció entre varios países hispanohablantes.
Hay otra hipótesis que asegura que las raíces de la tradición están situadas todavía antes, en 1882, cuando la clase burguesa bebía champán y comía uvas durante la cena de Nochevieja. Una especie de burla haría que otras clases sociales llevarán consigo la costumbre de comer uvas (beber champán no porque era y es bastante costoso).
Por otro lado, la uva es un fruto asociado a la buena suerte y espiritualidad. En algunos momentos también fue una fruta barata y fácil de encontrar, en sus diferentes variedades.