Con la llegada de las altas temperaturas, es importante adaptar nuestros hábitos alimenticios para enfrentar mejor el calor y evitar enfermedades estomacales, que suelen incrementarse en esta época del año.
Durante una ola de calor, nuestro cuerpo requiere más líquidos y una alimentación ligera para mantenerse hidratado y funcionar correctamente. Sin embargo, el calor también puede aumentar el riesgo de intoxicaciones alimentarias, ya que las bacterias se multiplican más rápidamente en alimentos dejados a temperatura ambiente.
Prevención de enfermedades estomacales:
- Mantén los Alimentos Refrigerados: Es esencial mantener los alimentos perecederos en refrigeración y asegurarse de que el refrigerador esté a menos de 5°C. Esto disminuye el crecimiento de bacterias.
- Cocina bien los alimentos: Las carnes, sobre todo, deben cocinarse a temperaturas adecuadas para eliminar cualquier patógeno. Utiliza un termómetro de cocina para asegurar que las carnes alcanzan la temperatura interna segura.
- Evita alimentos de riesgo: Durante olas de calor, es preferible evitar aquellos alimentos más propensos a descomponerse rápidamente, como productos lácteos no refrigerados, mariscos, carnes crudas y ensaladas preparadas.
- Lava frutas y verduras: Asegúrate de lavar bien todas las frutas y verduras bajo agua para eliminar residuos y posibles contaminantes.
- Hidratación constante: Beber suficiente agua es vital, no solo para la hidratación general, sino también para ayudar al sistema digestivo a funcionar eficientemente.
Alimentos recomendados durante una ola de calor:
- Frutas y verduras: Son altas en agua y nutrientes esenciales. Las frutas como la sandía, el melón y las uvas son especialmente buenas para mantener la hidratación.
- Yogures y Probióticos: Estos pueden ayudar a fortalecer tu flora intestinal y mejorar la digestión.
- Granos Integrales y Nueces: Ofrecen energía de larga duración sin sobrecargar el estómago.
Además de adaptar la dieta, es importante estar atentos a los síntomas de deshidratación o golpe de calor, que incluyen mareos, sequedad en la boca, poco sudor y, en casos graves, aumento del ritmo cardíaco. Ante estos síntomas, es crucial buscar un ambiente fresco y beber líquidos inmediatamente.