El mercado de artesanías más grande de Acapulco “La Diana”, que alberga mil locales, 500 comerciantes y da trabajo a más de dos mil personas, a dos semanas del paso del Huracán Otis solo cuenta con cinco locales abiertos.
En la entrada principal que se encuentra frente a la Glorieta de la Diana Cazadora el señor Denise Rayo Martínez, acomoda su mercancía para hacer un recuento de las pérdidas que tuvo luego de que ésta se mojara.
Los artículos que más resistieron aseguró el comerciante con más de 30 años de experiencia, son los que están hechos de cerámica, pues no importa si se ensuciaron o mojaron solamente se tienen que lavar y se pueden colocar nuevamente a su venta.
Caso contrario al tradicional dulce de coco que al humedecerse se echa a perder y en el caso de la ropa pierde su color original.
Hacer un sector que depende totalmente del turismo asegura que se encuentran preocupados porque no existirán visitantes por un largo tiempo.
“Estuvimos cerrados 15 días exactamente esperando la ayuda del gobierno federal, ya nos cansaron y nos dicen que pronto va llegar la ayuda, nosotros como comerciantes estamos desesperados, aquí ni hay fábricas dónde trabajar más que del turismo, directa o indirectamente Acapulco de mantiene del turismo” detalló el señor Denise Rayo.
Otro caso es el de la señora María de los Ángeles Varela Gómez que tiene 33 años de comerciante y continúa la espera de que llegue protección civil para poder remover el techo de su local, mientras poco a poco saca su mercancía para ponerla a secar al sol.
“Tenemos no tan solo abierto porque queremos vender, porque no hay turista porque Acapulco quedó destruido al 100%, estoy limpiando porque mi mercancía ya tiene hongo, entonces quiero rescatar, lo poquito que pueda, es un negocio de 33 años que fui invirtiendo poco a poco para que en un ratito el huracán se lo llevara en unas horas más o menos”, indicó un comerciante.
La señora María de los Ángeles hizo un llamado al presidente de la república Andrés Manuel López Obrador para que no solamente ayude al sector empresarial sino también a los pequeños comerciantes, pues solo pueden vender lo poco que les quedó durante las horas de sol ya que tampoco cuentan con luz eléctrica.
A pesar de que los turistas tardarán en regresar, en ambos casos esperarán para poder continuar con la labor que les ha tomado la mitad de sus vidas y que en varios casos comenzaron realizando a pie en la playa.
Con información de Jesús Dorantes.
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