Las “macuquinas” son monedas de plata y oro producidas en la América colonial española, incluyendo México, entre los siglos XVI y XVIII. Estas piezas, apreciadas por coleccionistas, pueden alcanzar valores de miles de pesos y, en algunos casos, miles de euros debido a su valor histórico y apariencia distintiva.
En México, las macuquinas de plata fueron acuñadas en la Casa de Moneda de México, fundada en 1535, la primera en el continente americano. En Perú, la Casa de Moneda de Lima produjo macuquinas de oro, las cuales, por su material y denominaciones más altas, son especialmente valiosas para los coleccionistas.
Estas monedas se caracterizan por su forma irregular y acuñación a martillo, lo que les daba bordes no uniformes y diversas formas, desde trapezoides y triangulares hasta círculos deformes y medios corazones. Esta peculiaridad, junto con su valor histórico, las hace muy buscadas en el mercado numismático.
La fama de las macuquinas trascendió fronteras gracias a la ruta comercial del barco “Nao de China”, que desde 1572 recorría desde las Filipinas hasta el puerto de Acapulco. Por este medio, las monedas mexicanas se utilizaron en Asia y Norteamérica, reconocidas por su alta calidad y confiabilidad.
Las denominaciones de plata más comunes incluían fracciones de reales (1/2, 1, 2, 4 y 8 reales, también llamados “pesos” o “reales de a ocho”), mientras que las de oro incluían escudos (1, 2, 4 y 8 escudos). En el anverso de las macuquinas solían estar las columnas del escudo de armas de España, junto con el valor nominal y el año de acuñación. En el reverso, las columnas de Hércules con el lema “PLUS ULTRA”.
Las macuquinas fueron eventualmente reemplazadas en el siglo XVIII por monedas redondas y más uniformes, producidas con técnicas de acuñación a máquina, lo que mejoró su uniformidad y precisión.
Hoy en día, el valor de una macuquina de plata puede alcanzar los 25 mil pesos mexicanos, mientras que una de oro puede tasarse hasta en 9 mil euros, convirtiéndose en piezas codiciadas por su rica historia y singularidad.