Claudia Sheinbaum se impuso en los libros de historia mexicana al ser electa como la primera presidenta de México, obteniendo entre el 58.3% y el 60.7% de los votos, según los resultados preliminares del Instituto Nacional Electoral (INE). Este logro monumental se produce casi dos siglos después de que México eligiera a su primer presidente en 1824.
Representando a la coalición "Sigamos Haciendo Historia", Sheinbaum, en su discurso inaugural, rindió homenaje a la lucha secular de las mujeres mexicanas por los derechos políticos, y reconoció tanto a las heroínas históricas como a las mujeres en su propia vida (ancestras, madres, hijas y nietas) como piedras angulares de su triunfo.
"No llego sola, llegamos todas", aseguró Claudia Sheinbaum en su primer discurso como presidenta electa de México, reconociendo que el trayecto no es únicamente suyo, sino que es gracias al esfuerzo y el sacrificio de incontables mujeres que ha podido erigirse como la presidenta electa para el sexenio 2024-2030.
El camino hacia el sufragio femenino en México, concretado hace más de 70 años, fue un punto de inflexión en la lucha por la igualdad. A finales del siglo XIX, figuras como Laureana Wright y Mateana Murguía encendieron la chispa de la discusión política y de derechos en publicaciones como "Violetas del Anáhuac". A pesar de enfrentar una oposición férrea, el voto femenino fue finalmente reconocido el 17 de octubre de 1953, y ejercido por primera vez en julio de 1955.
Elvia Carrillo Puerto, Beatriz Peniche Barrera y Raquel Dzib Cicero fueron las primeras diputadas estatales de México en 1923, y lideraron el movimiento feminista en Yucatán, aunque su influencia fue breve debido a la agitación y violencia política. Carrillo Puerto se mantuvo como un símbolo del activismo por el sufragio femenino y la equidad en educación, incluso después de ser obligada a abandonar su cargo.
Aurora Jiménez de Palacios, elegida como la primera diputada federal en 1954 en Baja California, defendió enfoques educativos y preventivos sobre los punitivos en el tratamiento de la delincuencia. María del Socorro Blanc Ruiz asumió como la primera presidenta municipal interina de San Luis Potosí en 1955, una pionera en la representación femenina tanto a nivel local como en organismos internacionales como las Naciones Unidas.
En 1964, María Lavalle Urbina y Alicia Arellano Tapia se convirtieron en las primeras senadoras en México. Lavalle Urbina aún es recordada por ser la primera mujer en presidir el Senado. Griselda Álvarez Ponce de León y Rosario Ibarra de Piedra rompieron barreras aún mayores en 1979 y 1982, respectivamente, la primera como gobernadora y la segunda como candidata presidencial, dejando un legado indeleble en la política y los derechos humanos mexicanos.
La trayectoria de estas valientes mujeres culmina en la victoria de Sheinbaum, en un camino que no ha sido fácil pero que, hoy día, celebramos. Es gracias a todas y cada una de ellas que, orgullosamente, podemos decir que México tiene a su primera presidenta.
