La gentrificación dejó su marca en la gastronomía de la Ciudad de México. Las taquerías, emblemáticas por sus salsas picantes, están reduciendo el nivel de picor o eliminando la opción para apaciguar a turistas estadounidenses que consideran las salsas tradicionales demasiado intensas.
En una entrevista con Lalo Villar, presentador de "La Ruta de la Garnacha", varios taqueros admitieron que han suavizado el picor de sus salsas para evitar devoluciones de pedidos por parte de visitantes extranjeros que no toleran el tradicional ardor. Según Villar, al preguntar si las salsas son adecuadas para extranjeros, las respuestas confirman que estas se han ajustado para ser más suaves, lo que desvirtúa este pilar esencial de la cocina mexicana.
Los barrios de la Condesa y Roma Norte, epicentros de la gentrificación, son ejemplos evidentes de este fenómeno. El Califa, un restaurante icónico de la Condesa, ha reducido el picor en sus salsas debido a la alta presencia de estadounidenses que encuentran las recetas originales demasiado fuertes.
Mientras algunos mexicanos atribuyen este cambio a la influencia de los turistas que buscan ajustar la gastronomía local a sus gustos, otros señalan a los propios taqueros por acceder a estas exigencias. Sea cual sea el caso, el resultado es un cambio que desafía la autenticidad de una tradición culinaria tan venerada en el país.
