La Castañeda, recordada como el "palacio de la locura", es uno de los capítulos más oscuros de la historia mexicana, dejando un legado de maltrato y abandono hacia quienes solamente requerían comprensión. Concebido como símbolo de progreso y modernidad, este hospital psiquiátrico abrió sus puertas en 1910, bajo el auspicio de Porfirio Díaz, con la ambición de liderar la atención psiquiátrica en México. Sin embargo, lo que prometía ser una institución vanguardista, pronto degeneró en una decadencia que mancharía su nombre y el tratamiento psiquiátrico en el país.
El origen del nombre "La Castañeda" proviene de su localización en Mixcoac, sobre los terrenos de una antigua hacienda pulquera. Diseñado para albergar desde pacientes distinguidos hasta indigentes, toxicómanos y personas con problemas de comportamiento, el hospital no logró cumplir adecuadamente con su misión. Los reportes y documentos resguardados por el Archivo General de la Nación describen un panorama desolador de abusos, negligencia y condiciones inhumanas.
A lo largo de sus pabellones, desde "los distinguidos" hasta los destinados a los más marginados como epilépticos e "imbéciles", se evidenció una gestión deficiente y una discriminación basada en estratos sociales. El tratamiento a los pacientes era desigual y, en muchos casos, cruel, revelando una realidad lejos de la visión inicial de una atención psiquiátrica compasiva y progresista.
Las denuncias de maltrato y descuido llegaron a niveles gubernamentales en el siglo XX, exponiendo la triste realidad de La Castañeda. El periodista José Luis Cuevas, tras una visita al hospital, junto al acervo fotográfico de los Hermanos Mayo, mostraron al mundo las deprimentes condiciones de vida de quienes allí residían.
Finalmente, La Castañeda cerró sus puertas en 1968, y su estructura fue demolida en 1969, marcando el fin de una era de oscurantismo en la psiquiatría mexicana. Aunque el edificio ya no existe, la historia de La Castañeda sigue siendo un recordatorio sombrío de la importancia del trato humano y la ética en el cuidado de la salud mental.
