La pirámide de Kukulcán en Chichén Itzá será explorada mediante el uso de muones, un tipo de partícula elemental, gracias al proyecto NAUM (Non-invasive Archaeometry Using Muons). Físicos y arqueólogos buscan desentrañar los secretos ocultos en su interior utilizando esta tecnología avanzada.
Desde 1935 se sospecha que El Castillo, principal templo de Chichén Itzá, oculta estructuras internas desconocidas. Excavaciones pasadas revelaron una subestructura con una escultura del dios Chac Mool y un jaguar, pero otras áreas permanecen inexploradas debido al colapso de túneles.
Hace dos décadas, el físico Arturo Menchaca de la UNAM, utilizó muones para explorar Teotihuacan. Hoy, con tecnología más avanzada, el proyecto NAUM, liderado por Edmundo García Solís de la Universidad Estatal de Chicago, pretende aplicar esta técnica en Chichén Itzá, aprovechando detectores más compactos y resistentes.
Los muones, generados por rayos cósmicos al interactuar con la atmósfera terrestre, pueden atravesar objetos sólidos y su comportamiento al pasar por distintas densidades revela información sobre la estructura interna. Esta técnica, desarrollada por el premio Nobel Luis Álvarez, además de Teotihuacan, se utilizó en Egipto con resultados fascinantes.
NAUM utiliza detectores modernos desarrollados en centros de investigación de altas energías como Fermilab. Estos dispositivos, más pequeños y eficientes que los utilizados anteriormente, permitirán mapear la densidad interna de la pirámide, identificando vacíos y estructuras ocultas.
El detector se instalará en el túnel de la pirámide, enviando datos a Chicago y la UNAM para un análisis en tiempo real. La primera fase del proyecto verificará las cámaras conocidas antes de buscar nuevas estructuras, lo que podría demorar varios meses.
El proyecto NAUM, impulsado por fondos de la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos, reúne a un equipo internacional de científicos, incluyendo expertos de la UNAM y otras universidades. Esta colaboración busca combinar la física de altas energías con la arqueología para avanzar en el conocimiento cultural.
Aunque encontrar una cámara oculta sería un hallazgo emocionante, los científicos consideran que cualquier resultado aportará valiosa información. La aplicación de esta tecnología no solo se limita a Chichén Itzá, sino que podría extenderse a otros sitios arqueológicos y sistemas de cuevas en la península de Yucatán.