Noam Chomsky, distinguido lingüista, filósofo y ferviente activista político, falleció a los 95 años debido a complicaciones derivadas de un accidente cerebrovascular que sufrió el año pasado. Chomsky, quien se desempeñó como profesor emérito en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), pasó sus últimos días en Brasil en un intento por recuperarse.
Chomsky revolucionó el campo de la lingüística con su teoría de la Gramática Generativa, proponiendo que la capacidad para el lenguaje es innata y universal entre los seres humanos. Esta teoría, que presentó en la década de 1950, fue un pilar en el avance de la lingüística contemporánea.
Más allá de su monumental contribución a la lingüística, Chomsky se distinguió por su crítica aguda a la dinámica social y política, siendo particularmente reconocido por su análisis del poder y la manipulación mediática. Su libro "Manufacturing Consent", coescrito con Edward S. Herman, es un análisis esencial sobre la influencia de los medios en la configuración de la opinión pública.
Como activista, Chomsky se destacó por su defensa incansable de los derechos humanos, posicionándose en contra de numerosas intervenciones militares lideradas por Estados Unidos y apoyando causas como los derechos de Palestina y el antiimperialismo. Su compromiso con la justicia social y su producción intelectual le valieron tanto admiración mundial como debate y controversia.
El legado de Chomsky se extiende más allá de su vida a través de una prolífica carrera que incluye numerosos libros y artículos, ejerciendo una influencia duradera en disciplinas como la lingüística, filosofía, psicología, informática y estudios políticos, y su partida deja un dolor profundo en el ámbito académico y entre los círculos activistas.