John Fitzgerald Kennedy nació en 1917 en una prominente familia política. Se destacó como un líder carismático y fue elegido presidente en 1960, siendo el más joven en asumir el cargo. Su presidencia estuvo marcada por importantes eventos, como la crisis de los misiles en Cuba y el avance en los derechos civiles; sin embargo, pasó a la historia por otro trágico motivo.
Fue el 22 de noviembre de 1963, mientras viajaba en una limusina descapotable en compañía de su esposa, por Dallas Texas, cuando fue asesinado por disparos. Este acto conmocionó a la nación y al mundo, dejando un legado de misterio y teorías de conspiración en torno a su muerte.
El asesinato fue atribuido a Lee Harvey Oswald, quien fue arrestado poco después, aunque fue ultimado dos días después por Jack Ruby antes de que pudiera ser juzgado. La Comisión Warren investigó el caso y concluyó que Oswald actuó solo, pero muchas teorías de conspiración han surgido desde entonces, dejando el evento envuelto en controversia y misterio.
Incluso las principales cadenas de televisión y radio dedicaron una cobertura informativa continua a los acontecimientos relacionados, cancelando programas de entretenimiento y todos los anuncios publicitarios. Muchos teatros, tiendas y negocios, incluidas las bolsas de valores y las oficinas gubernamentales, permanecieron cerradas hasta tres días después del asesinato.
A pesar de las controversias y teorías que rodean su asesinato, la figura de Kennedy se ha convertido en un símbolo de esperanza y lo que pudo haber sido en un tiempo de cambio.