Hace una década y media, agrónomos vinculados a Nestlé arribaron a Chiapas, promoviendo el cambio de arábica a robusta con la promesa de duplicar los ingresos de los agricultores mediante apoyo en capacitación y provisión de plantas de alta productividad. Actualmente, estos caficultores se hallan en una posición vulnerable, obligados a vender su cosecha únicamente a Nestlé debido a la ausencia de otros compradores regionales para el robusta.
Eduardo Camarena, un veterano en el Plan Nestlé desde hace catorce años, ilustra la difícil ecuación económica: el costo de producir un kilogramo de café robusta asciende a 29 pesos, mientras que Nestlé solo paga 24 pesos, un precio que no solo falla en cubrir los costos de producción, sino que se queda corto comparado con los 400 pesos que los consumidores pagan por el producto final.
El denominado Plan Nestlé, inicialmente promocionado como una oportunidad para elevar el bienestar de los productores mediante precios justos, suministro de plantas y asesoramiento técnico, ha sido criticado por Eduardo como un "latifundio moderno", dado que ha reducido a los productores a un estado de dependencia económica con la multinacional.
Además, Nestlé no compra directamente a los agricultores, sino que lo hace a través de intermediarios en Tapachula, tales como Casemex, EGOS y Merino. Estos actores compran la cereza del café a los agricultores, la procesan y luego la venden a Nestlé. Los productores, sin embargo, critican los bajos precios que perciben, insuficientes para compensar el elevado costo de los fertilizantes requeridos para el cultivo.
Aunado a la perversión económica de la multinacional, una sequía severa ha comprometido aún más la situación en Chiapas. De acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), hasta el 31 de marzo, más de la mitad del estado enfrentaba sequía moderada, mientras que un 10% sufría de sequía severa, lo que complica la producción agrícola y se ve exacerbado por incendios forestales que han devastado más de 5,000 hectáreas.
Chiapas, uno de los estados más empobrecidos de México, cuenta con el mayor porcentaje de la población viviendo en condiciones de pobreza, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Esta pobreza generalizada reduce la capacidad de los caficultores para negociar mejores condiciones o explorar otras opciones de mercado.
Recientemente, los productores han dialogado con Luis Armando Melgar, candidato a senador por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), sobre las dificultades que enfrentan. Sin embargo, no se han logrado compromisos concretos por parte de Nestlé para mejorar los precios de compra.
Caficultores como Eduardo se están dedicando a educar a otros agricultores sobre cómo calcular adecuadamente los costos de producción, una estrategia que busca empoderarlos para que negocien de manera más efectiva con la multinacional y evitar mayores pérdidas económicas.
La situación ha escalado a protestas donde los caficultores han bloqueado carreteras y quemado sacos de café del Plan Nescafé, demandando precios justos que les permitan mantener sus operaciones y mejorar su calidad de vida.
Ante las protestas, Nestlé argumenta que los productores deberían tratar sus quejas con los intermediarios y no con la corporación directamente. La empresa sostiene que ofrece precios competitivos dentro de un mercado libre y que premia el café proveniente de fuentes responsables, aunque sin comprometerse a un precio mínimo garantizado.
