Las pirámides son testimonios colosales de civilizaciones antiguas, presentes en México, Egipto y Guatemala, sirviendo en su época como centros ceremoniales y de poder. Para los aficionados de estas estructuras ancestrales, es fascinante explorar la grandeza y significado detrás de cada una.
La pirámide más alta del mundo se encuentra en Giza, Egipto. La Gran Pirámide de Keops, erigida hace casi 4,751 años, alcanza los 138.8 metros de altura. Este monumento es no solo una maravilla arquitectónica sino también la única de las siete maravillas del mundo antiguo que aún se conserva. Sin embargo, enfrenta amenazas de desaparición debido al cambio climático, según expertos.
Egipto alberga otras pirámides notables como la de Kefrén, la Pirámide Roja de Snerefu y la Pirámide Acodada, que destacan por sus impresionantes alturas.
En México, la riqueza arqueológica se manifiesta en estados como Chiapas, Puebla y el Estado de México. La pirámide de Toniná en Chiapas, con 75 metros de altura, se corona como la más alta en territorio mexicano. Esta ciudad maya es conocida por su compleja arquitectura y su conexión histórica a través de túneles.
La pirámide de Cholula, en Puebla, es reconocida por su extensa base, superando incluso a las egipcias en términos de tamaño. Además, Teotihuacán ofrece la Pirámide del Sol y la Pirámide de la Luna, ambas esenciales para comprender la cosmogonía de los antiguos habitantes de México. La pirámide de Nohoch Mul en Cobá, Quintana Roo, completa la lista de las estructuras más emblemáticas, ofreciendo una vista sin igual desde su cima.
Estas edificaciones son importantes no solo por su altura sino también por su valor cultural y arqueológico, dado que representan la avanzada comprensión del cosmos y la sociedad de sus constructores. Un viaje a través de las pirámides de México no es solo un recorrido por antiguas ruinas, sino una inmersión en la vida, creencias y logros de civilizaciones pasadas.
