El megapuente está por terminar, pero seguramente ya estás contando los días para que las vacaciones lleguen y puedas irte a nadar a algún parque acuático, relajarte en la playa o simplemente darte un chapuzón en la alberca para disfrutar un poco del calor.
Sin embargo, no olvidemos que al ser lugares muy concurridos el agua puede estar contaminada, y sí, aunque el agua está clorada existen bacterias y virus que habitan ahí, lo cual puede ser un peligro, sobre todo, para los niños si no se toman precauciones.
Por ello, no está de más conocer qué tipos de enfermedades se pueden contraer y cómo podemos evitarlas para poder disfrutar de unas vacaciones sin preocuparnos y enfocarnos solo en disfrutar al máximo.
Oído del nadador
La infección en el oído es una de las enfermedades más comunes y se ocasiona por la inflamación de la piel que cubre el conducto auditivo, lo que ocasiona dolor, comezón y pérdida de la audición. Cuando salgas de la alberca recuerda secar bien los oídos y evita permanecer por periodos largos dentro del agua.
Conjuntivitis
Los químicos que se utilizan para dar mantenimiento al agua son tan fuertes que pueden causar irritación, enrojecimiento y comezón en los ojos, terminando en una infección conocida como conjuntivitis, la cual si bien no es peligrosa, si puede causar molestias.
Para ello, el uso de lentes para el sol así como de goggles para nadar son indispensables pues evitaremos que nuestros ojos estén en contacto directo con el agua.
Infección en la piel
El sarpullido, dermatitis bacteriana, hongos entre otras bacterias o virus podrían estar presentes en las albercas y baños, por lo que podrían causar infecciones en la piel. Además de la fuerte exposición a los químicos que se utilizan para dar mantenimiento a las albercas que podría también generar una enfermedad como dermatitis atópica.
Por ello, te recomendamos utilizar siempre sandalias o chanclas al salir de la piscina, acudir al baño o vestidor y al caminar por lugares públicos; no compartas artículos personales y siempre enjuaga tu cuerpo con: agua y jabón, al salir de nadar.
Infecciones gastrointestinales
Los parásitos como la Giardia y bacterias como la E. coli se encuentran dentro de las piscinas y son los principales causantes de infecciones estomacales, los síntomas más comunes son el vómito y la diarrea.
La mejor manera de prevenir una infección de estómago es evitando tragar agua de la alberca mientras nadamos, por lo que es muy común que los más pequeños de la casa sean los que más padecen de esta enfermedad, ya que con mayor frecuencia beben agua al estar dentro de la piscina.
Vías respiratorias
Como lo hemos comentado, los componentes químicos para el tratamiento del agua de la alberca no sólo puede afectar la piel y ojos, sino que también podría tener un efecto en las vías respiratorias, pues al estar mucho tiempo dentro del agua se podrían agudizar ciertos cuadros como: asma, rinitis alérgica, tos o congestión nasal.
Sin duda alguna, el verano son los días que más esperamos para divertirnos en familia, pero no olvidemos tomar precauciones para que estos no se vean obstaculizados durante o después por alguna enfermedad.
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