En un notable giro de timón político, la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) está estudiando la opción de reclasificar la marihuana, lo que supondría un reconocimiento de sus aplicaciones médicas y una reducción en la severidad con la que se compara con drogas altamente adictivas como la heroína.
Después de un proceso de evaluación por la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca, se anticipa que la propuesta sea lanzada para consulta pública. Este cambio permitiría que la marihuana sea trasladada de la Clasificación I a la Clasificación III, alineándola con sustancias como la ketamina y algunos esteroides anabólicos, lo que concede una visión menos alarmante sobre su peligrosidad y potencial de abuso.
Este cambio propuesto se someterá a un período de comentarios del público y evaluación por un juez administrativo antes de que la DEA emita un dictamen definitivo. Se trata de un paso sin precedentes, marcando el ajuste más significativo en la política de drogas del organismo en más de cincuenta años.
Este impulso reformista sigue a una petición del presidente Joe Biden en octubre de 2022 para que se revisaran las normativas federales en torno al cannabis. Además, Biden ha promovido el indulto de personas encarceladas únicamente por posesión de marihuana, exhortando a los gobernantes estatales y locales a revocar condenas similares, dado el impacto adverso de dichas condenas en la obtención de empleo, educación y vivienda.
El apoyo a esta medida es robusto tanto en el público general como en el espectro político, con un reciente sondeo de Gallup indicando que el 70% de los adultos en Estados Unidos favorece la legalización de la marihuana. Esta aceptación también se manifiesta en la legalización del uso recreativo de la planta en 24 estados y su uso medicinal en otros 13.
La revisión de esta clasificación tendría efectos considerables en las políticas penales y sociales del país, facilitando el acceso a tratamientos médicos basados en cannabis y posiblemente reduciendo las tasas de encarcelamiento por delitos vinculados a esta sustancia.
Aunque esta iniciativa marca un avance prometedor, la DEA todavía debe completar varios procedimientos regulatorios antes de que la reclasificación se haga efectiva. No obstante, representa un cambio significativo en la visión gubernamental y social respecto a la marihuana, lo que podría señalar un punto de inflexión en el manejo de las políticas de drogas en Estados Unidos.